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domingo, 24 de noviembre de 2013

Cromatismo: Carlo Gesualdo, Príncipe da Venosa (1566-1613)


Carlo Gesualdo (1566-1613) es un compositor italiano de la época en que estaba naciendo el barroco musical. Se ha hecho popular por las anécdotas que su vida nos ha dejado: asesinó a su mujer y al amante de ésta; también mató a su pequeña hija menor, bajo la sospecha de no ser de él. Se retiró a su castillo en Venosa, donde se dedicó a componer madrigales cuyo cromatismo ha sido considerado como un capricho aristocrático y una excentricidad enfermiza. De la obra de Gesualdo, Paul Henry Lang nos dice: "Junto con Caravaggio, Gesualdo aparece como un innovador tenazmente empeñado en hacer experimentos [...]. No le preocupa la unidad tonal; el madrigal, en sus manos, es un libre devenir de impresiones, imágenes y explosiones sonoras [...]. Con todo, los madrigales de Gesualdo, han de ser considerados éstos como piezas de colección, pues su escritura, intrincada y antivocal, hace que su interpretación por un conjunto vocal sea poco menos que realizable".


En Music in The Renaissance, Gustave Reese  comenta que el cromatismo extremo de Gesualdo no era único en su época: Pomponio Nenna (1555-1617) compuso madrigales en los que introduce procedimientos similares a los de Gesualdo; Gioseppe Caimo, organista de la catedral de Milán, acostumbraba a realizar experimentos armónicos similares a los del príncipe de Venosa. En realidad, el cromatismo en los madrigales tenía presencia desde, por lo menos, la época de Luca Marenzio (1553-1599).

Pero Gesualdo llevó el cromatismo a extremos inusitados. En mi humilde opinión, la música de Gesualdo se corresponde al espíritu dramático y expresivo de inicios del barroco, y está en correspondencia también con el lenguaje musical propio del recitativo de la ópera primitiva, donde no hay tonalidad y la música sigue el ritmo de la tormentosas pasiones y el violento cambio de los afectos. Sólo que Gesualdo desarrolla su obra dentro del llamado stilo antico: no emplea nunca la textura propia de la monodia acompañada, la usada en la primitiva ópera fiorentina, basada en una melodía principal sobre un acompañamiento armónico simple de bajo continuo: la música de Gesualdo es estrictamente polifónica, similar a la de Palestrina, pero sumamente osada en el ritmo.

Uno de mis cineastas preferidos, Wener Herzog (junto a Fassbinder y otros autores, uno de los iniciadores del nuevo cine alemán por la década de 1960) realizó en 1995 un hermoso documental para la televisión sobre Carlo Gesualdo. En él, Herzog realiza entrevistas a actuales habitantes de la población de Venosa, quienes cuentan anécdotas y nos hablan de sus creencias acerca de este particular músico. También presenta versiones documentadas de la vida de Gesualdo a través de musicólogos, directores y estudiosos de su obra. El frecuente tono anecdótico y las hermosas interpretaciones de las obras del príncipe de Venosa que en este documental se presentan, así como ese gusto por lo surreal y extraño que caracterizan los filmes de Herzog, hacen de esta breve pieza una experiencia amena y maravillosa, sin pérdida de la calidad y objetividad de la información histórica y musical.

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