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sábado, 4 de julio de 2015

Gilles Deleuze: El espacio liso (2)

Tradicionalmente, la música es entendida sobre la base de las escalas, que son  momentos fijos de alturas extraídas del rango total y continuo de frecuencias. En la música occidental, también encontramos el concepto de octava, que divide al  sonido en  unidades escalares repetibles. Según Gilles Deleuze, deberíamos considerar secundarias esas estructuras en relación al movimiento del sonido mismo, que no tiene notas intrínsecas o escalas. Fundamentalmente, sólo hay la variación continua de la altura--un movimiento puro de diferencia sin identidad, podría decirse, una ondulación eterna.

Pareciera, a primera vista, que instrumentos musicales como el theremin y las ondas Martenot fueron concebidos teniendo en mente la idea del sonido como una variación continua. Son instrumentos donde las diferentes notas musicales, cuando las hay, son una especie de puntos en donde un mismo sonido se detiene en su eterna variación, en su indetenible producción de diferencias. Otra solución, distinta al microtonalismo, al problema del continuo sonoro y lo que dejamos de oír al fragmentar el continuo sonoro a través de escalas, otra manera de desplegar un espacio liso como representación simbólica del tiempo real.

Un espacio liso es el tipo de espacio donde no podemos encontrar puntos fijos o límites, y donde el movimiento está totalmente desinhibido. Por lo tanto, en el espacio liso, el movimiento es una variación continua. En contraste con esto, el espacio estriado es estructurado y organizado, crea puntos  fijos y límites entre los movimientos que pueden ser emprendidos; se trata de un espacio multidimensional.

En vez de ver la diferencia como una diferencia entre dos cosas, la diferencia debe ser considerada como el movimiento continuo de auto diferenciación, como la variación continua de un sonido que se eleva y desciende en altura sin detenerse en notas de una escala, como lo que llamamos glissando. En otras palabras, la diferencia es la variación continua.

Entre los compositores que desarrollaron una música que explota mejor que otras la idea del espacio liso se encuentran Edgard Varèse y Iannis Xenakis, ambos los músicos que crearon en 1958 la música para el Pabellón Philips.




Xenakis, en aquel momento asistente de Le Corbussier, fue el arquitecto que diseñó la estructura del edificio, la cual consistía en superficies de concreto ordenadas en una serie de espirales aéreas llamadas "paraboloides hiperbólicas". Xenakis intentaba replicar en arquitectura lo que hacía en música, resultando que el pabellón sólo era glissandos en el espacio: "En el pabellón Philips realicé la idea básica de Metastasis: como en la música, también aquí estaba interesado en la cuestión de si es posible partir de un punto a otro sin romper la continuidad. En Metastasis este problema condujo a glissandos, mientras que en el pavellón resultó en las figuras de parábolas hiperbólicas".


Por otro lado, Edgard Varèse ya había experimentado con sonidos no regidos por la división del temperamento en obra como Ionización para instrumentos de percusión, que producen sonidos indeterminados cercanos al ruido, donde incluye sonidos de sirenas y el piano aparece al final para emitir una serie de racimos o clusters sonoros sin definición de altura, cuyos ataques son remarcados por los redobles de un gran bombo.



El Poema Electrónico que Varése escribió para el pabellón es una obra hecha con sonidos procesados por medios electrónicos grabados en cinta magnetofónica. Varése uso un collage de grabaciones realizadas en estudio, sonde alteraba los sonidos del piano y de campanas, y filtraba grabaciones de música coral.


En correspondencia con el descubrimiento del espacio liso encontramos las posibilidades de la computadora en la realización de una música donde la articulación que da pie a su forma nunca rompe lo que en la obra asociamos al continuo vital del tiempo vivido.


Proyecto Insecto:
Improvisación Libre
Instrumentos: dos laptops, flauta traversa, 
flauta dulce y cantante

Referencias

Edward Campbell: Music After Deleuze. London: Bloomsbury Publishing Plc., 2003.